Lo afirma Fernando Agrasar, profesor de la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad de La Coruña, España.
Fernando Agrasar es profesor de la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad de La Coruña, España. Invita a reflexionar sobre la importancia del comercio como agente dinamizador de las urbes.
Su supervivencia, dice, es una responsabilidad colectiva de todos los agentes que intervienen en el funcionamiento de la ciudad. Del consumidor al elegir el canal en el que comprar, del Estado, pero también del pequeño comercio que, en lugar de dejarse querer o lamentarse, debe “reaccionar para ser atractivo y fidelizar al cliente”.
¿Qué consecuencias tiene que compremos un vestido o un disco en un negocio de barrio y no en Internet?
-Utilizar el comercio de proximidad o de barrio implica mantener vivas las calles, que así se tornan más seguras y más habitables. Una vidriera iluminada y un local abierto en horario comercial hace que la calle sea mucho más atractiva. Por la noche, las luces de esos comercios mantienen un grado de actividad que favorece la relación social y da vida a las calles.
¿Qué consecuencias tendría la muerte del comercio de cercanía?
-Caminar perdería parte de su atractivo. Por mucho éxito que puedan tener los centros comerciales o la compra por Internet, pensemos en que esa fuera la única alternativa. Habría que planificar la compra por Internet o desplazarse hasta un centro comercial. Una parte de la población no podría acceder a eso.
¿El Estado tendría que involucrarse más en la protección del pequeño comercio?
Es responsabilidad de todos. Desde el consumidor que entra en la librería a comprar un libro y no lo hace por Internet, hasta un municipio cuando otorga una licencia para un centro comercial o el propio comercio que debe renovarse. Hay muy buenos profesionales que pueden ayudar a hacer sus espacios más atractivos o agradables.
Fuente: La Voz de Galicia.