Sigue siendo la primera vendedora de nuestro comercio por su capacidad para atraer clientes.
Actualmente, la vidriera de un comercio no es sólo un elemento diferencial: es también una atracción pública y un medio de comunicación. Es espectáculo y, a veces, arte.
La vidriera debe contener elementos como imaginación, ironía, seducción y sorpresa. Hay que captar la atención de la persona que la mira durante 20 segundos. Para eso debe transmitirle un mensaje, una emoción e incitarle a comprar.
Conseguir estos objetivos no es sencillo. En el proceso de creación de una vidriera intervienen varios factores y comienza mucho antes de que se exhiba al público. Los factores a tener en cuenta son cuatro:
- La marca
Es responsable de dictar los valores y filosofía que determinan el punto de venta, incluida la vidriera. La tendencia a la perdurabilidad de la marca, a la conservación de sus valores en la mente de los consumidores a lo largo de los años debe conjugarse con la vidriera, que es temporal y efímera por naturaleza.
- El local
La vidriera es la ventana al alma de un local: la armonía entre la arquitectura, el diseño interior, el espacio de la tienda, y el lugar y la ciudad donde está ubicada es fundamental en el vidrierismo actual.
- El cliente
El consumidor es cada vez más exigente e informado. Por eso requiere vidrieras novedosas y atractivas. Quiere ser seducido y la vidriera sigue siendo el medio físico más determinante entre productos y consumidores, entre la fantasía del local y la realidad de la calle. La vidriera tiene que desafiar la creatividad.
- El producto
El vidrierista tiene que conocer el producto de cada temporada, sus cualidades, características, prestaciones, colores y texturas y también el precio. El objeto que se expone en la vidriera es el que crea su propia escenografía. Debe tener una lectura fácil y a la vez crear un agradable paseo a la reflexión. El producto ni siquiera necesita aparecer en la vidriera.
Un buen guión
Tras analizar el producto, el local, el cliente y la marca, se elige el tema de la vidriera, el argumento, la historia que va a contar. Es el momento de dar rienda suelta a la creatividad, sin perder de vista que existen técnicas de vidrierismo que determinan la eficacia de la vidriera, como la colocación del producto en el centro óptico de atracción.
Una vez definida la idea, el vidrierista la produce. El montaje se basa en cuatro pilares:
- Estilismo
Se trata de elegir el producto o productos protagonistas de la vidriera, combinarlos entre sí y escoger los complementos.
- Escenografía
Se definen la iluminación, los colores, las texturas y los espacios adecuados para cada montaje.
- Interiorismo
Se eligen los soportes, maniquíes, elementos decorativos y de mobiliario. También hay que decidir cómo y dónde disponer el producto dentro de la vidriera.
- Marketing
La finalidad de la vidriera es vender. Bajo condiciones similares de precio, calidad y prestaciones, la única diferencia para elegir un producto u otro es su presentación: la puesta en escena de la vidriera y toda la seducción que provoca.
Provocar sensaciones
La vidriera debe despertar una emoción inmediata en el “espectador”. El impacto visual dependerá en gran parte de la luz, los colores y las texturas utilizadas.
La iluminación de una vidriera es muy compleja. El tipo de producto expuesto, la puesta en escena y el tamaño condicionan tanto la cantidad de luz, como su calidad, su capacidad para reproducir los colores y la temperatura del color.
Se recomienda una temperatura de luz fría para las vidrieras tecnológicas, media para los de ropa y complementos y cálida para las tiendas de alimentación.
Es importante tener en cuenta la luz natural que recibirá la vidriera y qué cambios tienen que introducirse cuando la cantidad de luz natural disminuye.
Existe gran variedad de lámparas con sistemas de control y regulación de la luz, que permiten iluminar distintos conceptos de vidriera. Algunos tipos son:
Fluorescentes. De bajo consumo, escaso mantenimiento, luz fría y aporte de calor mínimo.
Halógenos. De luz cálida, sensación agradable y gran producción de calor.
Halogenuros. Con una reproducción de color media y aportación de calor media.
Los colores producen un estímulo inmediato, perdurable y de gran contenido informativo para quien observa una vidriera. Es una manera sencilla y económica de transformarla, convertirla en más grande o más pequeña, fría o cálida, llamativa o discreta.
Cada color provoca sensaciones diferentes. El blanco agranda los espacios, el negro elimina perspectivas y obliga a una iluminación muy específica, el rojo tiende a salir de la fachada de la tienda e invadir la calle.
Es imprescindible coordinar los colores con la iluminación.
No existen mezclas correctas o incorrectas de colores, la puesta en escena legitima la presencia de cualquier combinación siempre que tenga coherencia con el mensaje.
En cuanto a la textura, la calidad superficial de los componentes de una vidriera y de las mercancías expuestas convierte al producto expuesto en algo aún más deseable:
En la mayoría de los materiales hay implícita una carga emotiva propia. La calidez de la madera, la suavidad de la seda… Estas sensaciones apoyan el mensaje de la vidriera.
No hay que asociar directamente las características del producto con la de los materiales de la vidriera. Un producto sofisticado puede exponerse en un contexto natural o menos trabajado y viceversa.
La sensación que provocan los materiales y las texturas cambia con las estaciones del año y los contextos culturales. El acero, el metal y el cristal aumentan la sensación de frío en invierno, pero son refrescantes para el verano.
Fuente: Emprendedores.es